Qué guapo es el protagonista, me lo comía con patatas fritas; eso es lo que, supongo, debéis pensar al puntuar esta serie, porque sino es inexplicable que esté tan arriba en el ranking.
Cuando entendáis que con Bad Guy (serie que aquí, inexplicablemente, está perdida en las profundidades del abismo) los coreanos llegaron a lo máximo que pueden aspirar a la hora de realizar una serie sobre la venganza, quizá este top comience a adquirir algo de credibildad.
La historia es una sucesión de capítulos en los que no ocurre nada, hasta que sobre el octavo (no recuerdo bien, terminé hace un par de semanas) los guionistas deciden comenzar con la verdadera trama, pero cómo no tenía que llegar el clímax con el momento pérdida de memoria, sí otra vez, en el que todo vuelve a comenzar, hasta que otra vez se pone en marcha y cuando parece que va a comenzar lo bueno afortunadamente termina.
Abogados por aquí, fiscales por allá, un chico que lee los pensamientos y es la reencarnación a cámara lenta de Bruce Lee y unos actores que sin duda son lo mejor de una serie que sería recomendable bajase en el ranking.
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